lunes, 18 de enero de 2016

Buen viaje: Estoy viva


Me desperté envuelta en la nada, y sentí un miedo incontrolable al darme cuenta que estaba siendo atraída por algo escondido entre esa espesa oscuridad.  
Recordé que mi casco tenía luz, fui a encenderla, dude unos instantes, y al final la encendí.

Ante mi había un cementerio de restos espaciales, un satélite de una apariencia extraña, por su estado parecía ser muy antiguo pero con una estructura totalmente innovadora. Algo no me cuadraba. 
Sentí el impulso de acercarme a ese satélite para ver la placa de identificación. Tan solo vi números y letras sin ningún aparente orden, no entendía nada, parecía otro idioma. 
Cada vez sentía que era mas atraída, sentía un vértigo incomprensible. Me armé de valor y alumbré hacia los horizontes de aquel cementerio flotante. 
Y entonces lo vi, un planeta oscuro, envuelto de satélites parecidos al que había visto antes, una gran estructura calcinada y débil de hierro salia 
de la corteza del planeta.
No me lo podía creer, había encontrado una civilización antigua, pruebas de existencias de vida. Por el entusiasmo olvidé que cada vez estaba siendo mas atraída al planeta, veía otras estructuras altas repartidas por la superficie, me agarré a un satélite, pero al tocarlo un pitido escandaloso resonó, se encendió una luz roja parpadeante y todos los satélites se activarón a la vez, provocando un eco de pitidos que jamas podré olvidar. 



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